La mejor imagen que pude sacar desde el bar de la Purificadora, una noche con una iluminación increible.
Imagen de una iglesia reflejada en un charco en Cholula.
Me gustaría compartir con ustedes un párrafo que me gustó mucho sobre los mexicanos, sobre nuestro propio esilo para la vida.
"Los mexicanos estamos marcados por un patrón artístico que lo convertimos en un estilo de vida: el barroco exuberante con caracterísitcas propias, muy alejado en la gran mayoría de los casos, del barroco europeo, un estilo donde la mano indígena depositó el alma y del que surgen así casas como la del Alfeñique, en Puebla; igual de compleja que un dulce en forma de animalito, decorado con flores de colores salido de las cocinas de los conventos; iglesias como Santa María Tonanzintla, en donde en este afán de llegar a Dios a través de los sentidos, al entrar a la iglesia, sí llegamos al paraíso, pero al de Tlalocan. Los mexicanos nos volvemos barrocos, pero de mil colores, como un árbol de la vida hecho en barro y policromo; o una calaverita de alfeñique decorada con flores rosas, azules, verdes y amarillas y, por supuesto, logramos una cocina barroca de moles y mancha manteles."
(Yuri de Gortari y Edmundo Escamilla, Secretos Culinarios, México desconocido, Septiembre 2010)
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